25 de marzo de 2009

Parar el tren

Pare el tren, que me quiero bajar.

Señorita, el tren no se puede parar así como así.

Pues entonces abra esta maldita ventanilla, para que al menos saque un suspiro.

Esta ventanilla no se puede abrir, lo siento.

Bien, pues entonces patalearé.

Al cabo de un rato pataleando…

Si sigue usted así, señorita, tendré que pedirle que se descalce; está molestando al resto de pasajeros.

¿Al resto de pasajeros? ¿Qué pasajeros? ¿No ve que voy sola en este vagón?

¿Pero qué vagón? Este vagón, como usted lo llama, es mi cabeza.

¿Ah, sí? No me diga...